martes, 10 de febrero de 2009

Metodología participativa

Metodología de formación participativa

En muchos de los procesos de formación y capacitación de personas adultas se ha llegado a decir que son participativos solamente porque utilizan algunas técnicas participativas como dinámicas en las que la gente juega, canta ó actúa. No obstante esta es una aplicación vacía y superficial de lo que realmente es la metodología de formación participativa, ya que las técnicas participativas son utilizadas de forma aislada de la concepción metodológica de la que forman parte.

Para comprender lo que esta concepción metodológica significa iniciaremos por definir lo que es "metodología".

En lo que se refiere a la educación podemos afirmar que metodología es una forma especial de adquirir conocimientos. Metodología "es la coherencia con que se deben articular los objetivos a lograr, los métodos o procedimientos utilizados para ello y las técnicas o instrumentos aplicados en relación con la perspectiva teórica que da origen a los objetivos buscados".
[1]

Esta coherencia metodológica debe permitir que el aprender genere acciones transformadoras de la realidad en la que actúan las personas, es decir, que se den transformaciones en la manera de hacer las cosas.

Estas transformaciones en la manera de hacer las cosas es posible sólo desde una metodología que propicie una verdadera participación, una metodología que de el protagonismo del proceso educativo a los y las participantes, una metodología centrada en quienes aprenden para que desde ellos y ellas se genere la transformación de la realidad buscando la superación de las prácticas de nuestra organización.

La formación, educación y capacitación de adultos corresponden al concepto de andragogía, el cual parte del hecho –sobradamente demostrado- que las personas adultas no son páginas en blanco sobre las que el educador puede escribir lo que quiera.

Los adultos, a diferencia de los niños, tienen una basta experiencia de vida, y en esta experiencia han cumulado conocimientos y saberes.

La metodología propuesta parte de la valoración de todos esos conocimientos y experiencias de vida que las personas tenemos, y es a partir de esos conocimientos y de sus necesidades concretas que la formación y capacitación adquiere forma de proceso, de proceso vivo y en movimiento.

La metodología que proponemos es una Metodología Participativa centrada en las personas, ésta se basa en una pedagogía que se fundamenta en la relación práctica-teoría-práctica o acción-reflexión-acción.

Los momentos de la formación participativa

Esta propuesta privilegia la práctica sobre la teoría y no la teoría sobre la práctica, lo cual permite ubicar la teoría a partir de la práctica y no la teoría "sobre" la práctica. La aplicación de este proceso metodológico nos permite tener una disposición creadora, tener la convicción de que lo que hoy existe no es la única realidad posible, sino que siempre es posible mejorar, siempre existen otros puntos de vistas.

La práctica es el punto de partida
"Cuanto más sencillo, próximo y cercano sea y cuanto más se relacione con la práctica y la realidad de las personas, mayores son las posibilidades de comprensión y conocimiento".
[2]

El tener la práctica como punto de partida significa iniciar los procesos de formación de lo que lo que la gente siente, vive y sabe, es decir de lo cotidiano de las personas.

Partir de la práctica de las personas permite que en el proceso de enseñanza-aprendizaje quienes aprenden tengan una experiencia común desde la cual propiciar el aprendizaje. Este punto de partida también sirve para diagnosticar los conocimientos previos que tienen los participantes al llegar a la actividad de formación. Permite también ir acercándose a la esencia de la realidad y de la práctica de las personas, es decir, ir descubriendo las necesidades reales de las personas para orientar el proceso formativo a satisfacerlas.
Finalmente, el partir de la práctica permite también crear un ambiente alegre, fraterno y motivador que propicie un espacio educativo adecuado para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se lleve a cabo.

La reflexión teórica
Este el segundo momento pedagógico de la metodología participativa. Este proceso teórico se hace a partir de la práctica y NO sobre la práctica, es decir, la teoría no dirige y orienta la práctica de las personas sino que sirve para interpretar, comprender, mejorar y transformar esa práctica.

La reflexión teórica es "un proceso ordenado de abstracción, una visión más profunda y total de la realidad, una nueva mirada crítica y creadora de la práctica; es desarrollar la capacidad de pesar con nuestras propias cabezas. Es pensar el por qué y el para qué de las cosas pero siempre ligado a la práctica, a la realidad"
[3].

La reflexión teórica es un ir y venir entre la práctica y la teoría, entre el hacer y el pensar. Esta reflexión debe incorporar los conocimientos de otras personas, de otras épocas, de la historia de la organización, pero hacerlo con los aportes de nuestra propia reflexión pero ayudados con otros pensamientos.

q La reflexión teórica es realizada colectivamente.
q Se avanza de los más conocido, fácil, cercano y concreto a lo más complejo.
q Las ideas deben ser discutidas, dialogadas, ejemplificadas, y contrastadas con la vida y realidad de los participantes, no se trata de repetir.
q El formador debe conducir el proceso, debe poseer dominio del tema que se reflexiona para aportar y elevar el nivel de producción de conocimiento. El aporte de la teoría es uno de los roles del formador.
q El trabajo debe ser productivo y creador, hay que conjugar la teoría con la práctica, el trabajo manual con el intelectual.

En síntesis se puede decir que la reflexión teórica debe cumplir con cuatro características:

En primer lugar debe ser un proceso ordenado de abstracción que permita conocer la razón de ser y el sentido de los hechos que se estudian.

En segundo lugar permite adquirir una visión totalizadora de la realidad que se estudia, donde cada elemento está integrado de forma coherente con ella.

En tercer lugar, permite obtener una visión crítica y creadora de la práctica que realizamos, visión que lleva a profundizar, ampliar y actualizar constantemente el conocimiento que se tiene de la misma.

Finalmente, la reflexión teórica debe permitir a las personas participantes adquirir la capacidad de pensar por sí mismas, porque teorizar no es repetir términos "teóricos". Las personas, con una sana conducción pedagógica, son capaces con su propio vocabulario, con su sabiduría, sensibilidad e ingenio de "traducir" todo ese mundo de términos extraños, pero más que los términos, el contenido esencial de los mismos.

El regreso a la práctica
El tercer momento pedagógico de la metodología participativa es el regreso a la práctica. En este momento no se trata de volver al mismo punto de partida, sino de regresar a la práctica poniendo en juego los conocimientos adquiridos para transformarla y mejorarla en beneficio de la organización.

En este momento es cuando descubrimos que el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino que es un medio para impulsar la transformación permanente de nuestra práctica en beneficio de las personas para las que trabajamos.

En el caso de los formadores o capacitadores, la vuelta a la práctica no sólo debe entenderse como el tener la capacidad de dar sesiones, talleres y cursos, sino el de apoyar permanentemente el trabajo de la organización en la búsqueda de cumplir su Misión en la sociedad.

He aquí el verdadero compromiso de un formador: trabajar desde su labor en la formación y capacitación de otros adultos, a la formación integral de la niñez y la juventud costarricense. Esto significa que el proceso educativo no termina en el curso o el taller, sino que continúa en la vida de la organización, en la práctica de cada dirigente con sus niños, niñas o jóvenes y continúa así como una espiral ascendente, un proceso vivo y dinámico en la práctica de todas las personas que forman parte de nuestra organización.

Las Técnicas Didácticas

Las técnicas didácticas son instrumentos que se utilizan en las actividades de formación como parte del proceso educativo.

Las técnicas son sólo parte de una concepción metodológica alternativa que propone una forma diferente de entender los procesos educativos, no es sólo el adquirir conocimientos si no que lo principal es el hacer un proceso educativo basado en una permanente re-creación del conocimiento (Laura VARGAS, 1992. p 2)

Las técnicas permiten experimentar, vivenciar, sentir, ambientar, crear situaciones que enfrentan a las personas ante situaciones en las que exteriorizan sus conocimientos, sentimientos y vivencias de acuerdo a las diversas situaciones que enfrentan en su vida cotidiana. Las técnicas didácticas permiten el primer momento en el proceso metodológico del proceso de formación, a saber, partir de la práctica, rescatando y valorando lo que las personas saben, viven y sienten.

Es importante considerar que las técnicas por si solas no son educativas ni tienen ningún valor pedagógico, es necesario desarrollar un proceso de teorización que permita un proceso sistemático, ordenado, progresivo y al ritmo de los participantes, que permita ir descubriendo los elementos teóricos e ir profundizando de acuerdo al nivel de análisis del grupo (Ibid, p 2).

Entender el proceso de teorización de este modo permite ubicar lo cotidiano, inmediato, individual y parcial dentro de lo social, colectivo, histórico, estructural.

Esta teorización debe permitir regresar a la práctica, es decir, regresar a las ideas iniciales externadas en primer momento, para transformarla, mejorarla, resolverla; la situación y sentir del cual se partió se va a poder explicar y entender de forma integral y científica.

Las técnicas didácticas participativas son fundamentales en las actividades de formación de adultos/as ya que permiten:

Desarrollar un proceso colectivo de discusión y reflexión.
Colectivizar el conocimiento individual, enriquecer éste y potenciar realmente el conocimiento colectivo.

Desarrollar una experiencia de reflexión educativa común. Muchas de éstas técnicas permiten tener un punto en común de referencia a través del cual los participantes aportan su experiencia particular, enriqueciendo y ampliando de esa experiencia colectiva.
Permiten realmente una creación colectiva del conocimiento donde todos somos partícipes en su elaboración y por tanto, también de sus implicancias prácticas (Ibid, p 2,3).

Para que una técnica sea formativa y tenga valor como herramienta pedagógica es necesario que se utilice en función de un tema específico y con un objetivo de formación bien determinado y concreto.

Aspectos a considerar para utilizar adecuadamente las técnicas didácticas.
Como ya se mencionó las técnicas didácticas son herramientas que facilitan los aprendizajes en las actividades de formación. Pero como toda herramienta tienen un uso correcto y usos incorrecto.

Para que una técnica funcione debe utilizarse siempre en función de objetivos de formación concretos. Las técnicas didácticas no deben forzarse ni emplearse arbitrariamente, una técnica sólo tendrá utilidad si es utilizada en función del objetivo de formación planteado. Una misma técnica podría utilizarse para cumplir diferentes objetivos de un mismo tema o para desarrollar temas diferentes, siempre y cuando esa técnica en particular se adapte al objetivo que se persigue alcanzar.

La clarificación del objetivo de formación es básica para guiar el desarrollo de la dinámica hacia la consecución de éste, y evitar así el dispersarse a otros aspectos que no son importantes en ese momento o se apartan de los objetivos de la actividad de formación.

En síntesis, es el objetivo de formación propuesto lo que orienta que técnica es más conveniente utilizar, como utilizarla y que énfasis darle.

Explicar el procedimiento con que se desarrollará la técnica es fundamental para la buena aplicación de la misma. Se debe definir el número de participantes, el tiempo de duración, los materiales que se requieren y el desarrollo de la misma. Toda técnica se debe conocer bien, saber utilizarla en el momento justo y saber conducirla correctamente.

Es importante dominar completamente la técnica, saber ubicar sus característica particulares, sus alcances, posibilidades y límites. Una técnica no debe forzarse ni desecharse inmediatamente, debe ser estudiada y analizada de acuerdo al objetivo formativo pretendido.

Elementos fundamentales de tomar en cuenta al aplicar técnicas didáctica son la imaginación y la creatividad; esto permite modificar, adecuar y crear nuevas técnicas que permitan facilitar el logro de los objetivos de formación. Estos elementos permiten no amarrarse a la técnica, si no al proceso de formación que se está llevando a cabo, donde lo fundamental no es la técnica si no el objetivo de formación planteado. Una técnica puede tener múltiples procedimientos, al aplicarla con diferentes participantes, en diferentes situaciones, o para diferentes objetivos (Ibid, p 6) .

Tipos de técnicas
La clasificación de las técnicas no es estática ni mucho menos inflexible, ya que casi todas las técnicas combinan la totalidad de las aptitudes de las personas para expresar y comunicar sus ideas. No obstante se pueden ubicar en grandes grupos utilizando como base de clasificación los sentidos básicos de comunicación de las personas.

1- Técnicas o dinámicas vivenciales.

Las técnicas vivenciales se caracterizan por crear una situación ficticia, donde nos involucramos y adoptamos actitudes espontáneas; nos hacen vivir una situación.(Ibid, p 6).

Las técnicas vivenciales se caracterizan porque logran animar; cohesiones; crear un ambiente alegre, fraterno y participativo. Permiten que se reflexione sobre situaciones concretas de la vida real y sobre casos particulares de interés.

El tiempo en el desarrollo de dinámicas vivenciales debe ser flexible de acuerdo a como se esté desarrollando la actividad; ya sea para presionar o para permitir que los elementos propios de los y las participantes se desarrollen.

2- Técnicas con actuación.

A través de la expresión corporal que se logra en actividades como los sociodramas, los juegos de roles, los cuentos dramatizados, etc; se representan situaciones, comportamientos, formas de pensar, actitudes, etc.

Se deben hacer de manera ordenada y coherente; con un tiempo limitado para que se sinteticen los elementos centrales de lo que se quiere expresar. Se deben utilizar todas las formas de expresión corporal como el movimiento, los gestos, la expresión; se debe utilizar voz fuerte y clara.

3- Técnicas Auditivas y Audiovisuales.

Estas técnicas consisten en la utilización del sonido y de su confinación con imágenes. Estas técnicas aportan siempre elementos de información adicional para que el grupo que lo está utilizando enriquezca su reflexión y análisis sobre algún tema (Ibid. p 7).


4- Técnicas Visuales.

Se dividen en dos tipos, a saber, escritas y gráficas. Los escritos son todos aquellos materiales que usan la escritura como elemento central, por ejemplo el rotafolio, la lluvia de ideas por tarjetas, la lectura de textos, etc. Los gráficos son todos aquellos materiales que, por medio de dibujos y/o símbolos expresan alguna o algunas ideas.

Quienes aplican la técnica.

Para que una técnica funcione eficazmente quien coordina debe dominar el tema que se va a tratar; debe tener claramente determinado el objetivo de formación que quiere alcanzar y las personas con quienes se va a trabajar la técnica, no todas las técnicas son apropiadas para todas las personas, aunque la creatividad e imaginación del coordinador siempre son vitales para que la técnica funcione, no importa las características de las personas participantes.

No sólo el objetivo que se busca, la persona que la aplica y las personas participantes determinan que técnica usar y como usarla, sino que y sobre todo, la metodología pedagógica que se emplee, es lo que va a determinar que técnica utilizar y como hacerlo.

Destrezas, características y perfil de formadores y formadoras

Quienes trabajan en formación deben crear las condiciones que propician el aprendizaje.

Los formadores y formadoras deben manifestar una actitud de apertura y aceptación para con los y las cursantes, deben propiciar, respetar y valorar las contribuciones y aportes de los y las participantes.

El principio fundamental en la relación formador/participante es la horizontalidad.

No por ser formador o formadora se es superior a los y las cursantes, se debe por tanto propiciar una relación desjerarquizada, donde todas las personas constituyen una parte integral y fundamental en el proceso de formación.

Los formadores y formadoras deben manifestar disposición para escuchar a los y las participantes, comprendiendo y valorando sus puntos de vista, sin emitir juicios ni valoraciones.

Formadores y formadoras deben tener la capacidad de resumir los aportes de los y las participantes y relacionarlos con los objetivos de formación de la actividad. En toda sesión se deben propiciar espacios de silencio que permitan a los y las participantes organizar adecuadamente sus ideas.
Se debe ser consecuente con la metodología escogida para realizar la actividad.
Se debe tener cuidado de que la metodología que se utilice sea la más apropiada para desarrollar el tema de la sesión, así como para que se dé el mejor aprendizaje de los contenidos por parte de los y las participantes.
Una acción de gran importancia es preparar todos los materiales que se utilizarán en la sesión con suficiente tiempo, de la misma manera el espacio físico debe prepararse con anticipación de tal manera que propicie comodidad para el aprendizaje. Se debe tener la iniciativa para no dejar ningún aspecto de la actividad de formación al azar. Todo se debe preparar.
Los objetivos de la actividad de formación, así como su importancia deben ser explicados a los y las participantes, así también, las actividades que se van a realizar para alcanzarlos deben plantearse y explicarse con claridad. Una comunicación eficaz es vital para logra los objetivos de formación propuestos.
Los formadores y formadoras deben recuperar, reconocer y valorar los conocimientos que los participantes tienen a partir de su vivencia cotidiana y poner ejemplos que se relacionen con ellas. Es muy conveniente ilustrar los contenidos de las sesiones con ejemplos que resulten cercanos a los y las participantes.
En una sesión de formación quien facilita debe tener la capacidad de re-enfocar y clarificar los objetivos de formación de la actividad. En todo momento se debe mantener la seguridad en sí mismo, en lo que sabe y en lo que hace y demostrarlo.
Una habilidad importante en quienes se dedican a la formación de adultos es su capacidad para canalizar positivamente las actitudes y comentarios negativos de los y las participantes, tales como los racismos, sexismos y discriminaciones religiosas, etc.
Todo formador debe relacionar los diferentes temas entre sí, con los pasados y con los siguientes y estos con los objetivos de formación de la actividad. Así también debe ser capaz de relacionar y unir los materiales didácticos (separatas, folletos, etc.) con los contenidos de las sesiones de formación.
Formadores y formadoras deben conducir al grupo al logro los objetivos educativos propuestos.

Los formadores y formadoras deben conducir adecuadamente el proceso de formación, para ello deben motivar y propiciar la participación activa de los y las participantes. No se trata sólo de estar ahí, si no que hay que ser parte del grupo, esto se logra participando activamente y de manera positiva, esto es aportando conocimientos, valorando los aportes de los y las demás, elaborando críticas constructivas y contribuyendo a crear una ambiente alegre, fraterno y motivador en el grupo, esta actitud permite que se cree un ambiente de cooperación, interacción y respeto entre los y las participantes.

Formadores y formadoras deben tener la habilidad de reconocer y ubicar lo valioso y positivo de los aportes de los y las participantes, rescatándolos en el momento oportuno.

Debe evitarse el aburrimiento, la confusión, el cansancio y la tensión, estas situaciones provocan la no-participación y el desaprovechamiento de las situaciones de aprendizaje.

Resulta evidente que para ser formador o formadora se requiere de un tipo especial de persona, una persona con una vocación y un carisma especial, es decir, con un perfil muy definido.

Por: José Blanco M.
Bibliografía

NÚÑEZ H, Carlos. Educar para transformar, transformar para educar. Centro de estudios y publicaciones ALFORJA, San José, Costa Rica, quinta edición, 1989

LEIS, Raúl. "El Arco y la Flecha: apuntes sobre metodología y práctica transformadora". ALFORJA, San José, Costa Rica 1989,

LONDOÑO, Alejandro. “112 Dinámicas” 4ta. edición. Ed. San Pablo. Santiago de Chile. 1994.

VARGAS, Vargas, Laura “Técnicas participativas para la educación popular”. 8va. Ed. ALFORJA . San José, Costa Rica. 1992.
[1] NÚÑEZ H, Carlos. Educar para transformar, transformar para educar. Centro de estudios y publicaciones ALFORJA, San José, Costa Rica, quinta edición, 1989. p 48.
[2] LEIS, Raúl. "El Arco y la Flecha: apuntes sobre metodología y práctica transformadora". ALFORJA, San José, Costa Rica 1989, p 27.
[3] Ibid, p 28.